Eslovenia, un paraíso terrenal de picos nevados y ríos verde turquesa, enriquece sus tesoros naturales con una arquitectura armoniosa, una cultura rústica encantadora y una cocina sofisticada.

Eslovenia es, antes de nada, una meta para las actividades al aire libre, para unas vacaciones activas. La lista de actividades que se ofrecen es innumerable. Las más populares son el esquí, el senderismo y el excursionismo en las montañas y, cada vez más, el ciclismo, la equitación, la espeleología y el piragüismo. Ríos rápidos como el Soča son perfectos para el rafting. Si todo esto suena demasiado ajetreado, siempre puede escaparse a la costa y tomar el sol en el Adriático.

Eslovenia hechiza la vista y fascina con su pura belleza. El bucólico valle de Logarska Dolina en los Alpes de Kamnik y de la Savinja es un paraíso terrenal, y el puerto de Vršič le hará sentir en la cima del mundo. La arquitectura es increíblemente variada, los vinos y la comida típica son excelentes, y la cultura vibrante. Pero la mayor cualidad de este país es su gente: bastante conservadora, profundamente optimista, extremamente tolerante y muy hospitalaria.

La cocina eslovena coge un poco de cada uno de sus vecinos, Italia, Austria, Hungría y los Balcanes, sintetizando y reinventando los platos caseros. Los eslovenos tienen una verdadera obsesión por usar solo ingredientes frescos y de procedencia local. El resultado es un magnífico destino foodie, donde probará platos en combinaciones poco frecuentes, como riquísimas bolas de pasta con patatas, cebollinos y bacon, ensaladas aliñadas con aceite de semillas de calabaza con nueces y gibanica (una tarta de crema de queso). El vino esloveno es de una fuerza inesperada, y los blancos y tintos locales combinan bien con las especialidades típicas del país.

Desde los picos altísimos de los Alpes Julianos y la magia subterránea de las cuevas de Postojna y Škocjan hasta los brillantes lagos y ríos verde esmeralda y la corta pero agradable costa adriática, Eslovenia lo tiene todo. Una mezcla increíble de climas lleva las cálidas brisas mediterráneas hasta los pies de las colinas de los Alpes, donde puede nevar incluso en verano. Y, con más de la mitad de su territorio cubierto de bosques, Eslovenia es realmente uno de los países más verdes del mundo.

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