Portugal

Castillos medievales, suelos hechos de pequeños adoquines cuadrados cortados a mano, azulejos, ciudades atractivas y playas doradas: la experiencia portuguesa puede significar muchas cosas. La Historia, la comida y los paisajes idílicos solo son el principio.

Fuera de las ciudades, la belleza de Portugal se despliega en toda su llamativa variedad. Puede hacer rutas de senderismo entre los picos de granito del Parque Nacional da Peneda-Gerês o recorrer el escenario intacto y los pueblos históricos de la casi desconocida Beira. Más de 800 km de costa ofrecen más lugares donde absorber el esplendor. Las playas están cubiertas de dunas, las islasde arena aparecen frente a mares azules y tranquilos. Puede observar los delfines en el exuberante Estuario del Sado y montar en barco o en kayak por los meandros del Río Guadiana.

El calendario de Portugal está lleno de festivales, no solo en Lisboa, su capital. Beba, baile y diviértase hasta la madrugada en fiestas como la Festa de Santo António de Lisboa o la Festa de São João de Oporto. Cualquier época del año es buena para escuchar la música que mueve en profundidad desde dentro: el fado, en la Alfama, barrio de Lisboa.

Celtas, romanos, visigodos, moros y cristianos dejaron su marca en este país ibérico. En Portugal, puede viajar en el tiempo a hace 20.000 años con las esculturas de piedra de Vila Nova de Foz Côa, admirar la puesta de sol sobre los misteriosos megalitos a las afueras de Évora o perderse por los elaborados recovecos de lugares Patrimonio de la UNESCO como Tomar, Belém, Alcobaça o Batalha. Puede viajar visitando palacios construidos sobre bosques cubiertos de niebla, castillos sobre acantilados escarpados y centros de ciudad sorprendentemente bien conservados.

El vino verde (un vino joven muy fresco), bacalhauà bràs(un plato de bacalao), franguinhos… Los portugueses han perfeccionado el arte de cocinar platos sencillos y delicados. Sentarse en la mesa significa experimentar la riqueza de la preciosa costa portuguesa y sus fértiles campos. Puede tomarse un pastel de nata(un dulce de crema único en el mundo) en una pastelería de Belém fundada en 1837 o pasear por los escénicos viñedos que originan los aterciopelados vinos de Oporto en el valle del Duero.